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Guía para una Gestión Provechosa de la Pareja

Estimada pareja,

Me gustaría invitaros a que emprendamos este camino con dos premisas:

Si estas dos premisas se cumplen, cualquiera que sea vuestro resultado o decisión final de las sesiones de pareja, lo podréis asumir con la tranquilidad de haber dado y hecho lo mejor que podíais. Esto es importante, porque a mediano y a largo plazo, contribuirá significativamente en el estado de bienestar de cada uno, sea cual sea el camino que se tome.

Además, centrarse en dar lo mejor de uno mismo en cada momento (más que en el resultado a largo plazo), es lo más conveniente para avanzar en cada paso, evitando condicionar lo que se haga y dándole mayor transparencia al proceso.

Por otra parte, es básico y crucial recorrer el proceso apersonándose más en el escenario B que del A:

Ninguno de los asesores que os atiendan son magos. Aunque tengamos la experiencia y conocimiento suficiente para gestionar este proceso, no podemos estar en vuestro lugar, ni actuar por vosotros. Por eso, como en tantas otras cosas, se cumple la Ley de Pareto, conocida como “la ley del 80-20”. Esto quiere decir que aproximadamente un 80% del resultado del proceso está en manos de la pareja y el otro 20% es la contribución del asesor. Ambas partes debemos desempeñar nuestro porcentaje de aportación lo mejor posible para obtener una resolución adecuada.

Antes de comenzar, es necesario consultar con vuestro interior buscando si aun subsiste el sentimiento afectivo entre vosotros. En caso de ser así, conviene que se abran las puertas y se le dé paso, a fin de generar condiciones bioquímicas apropiadas para desarmarse de ego y armarse de valor.

Este proceso valdrá la pena si lucháis con y por ese sentimiento afectivo. Si lo emprendéis por miedo  a lo que se pueda perder o a lo que pueda venir, sencillamente, no funcionará. Si no es por amor, lo que hagáis, será sencillamente un aplazamiento a lo que inevitablemente terminará siendo.

Si el requisito anterior se cumple, lo siguiente a considerar es la necesidad de voluntad, que implica:

Poner las cartas sobre la mesa a todo nivel.

Mantener una actitud autocrítica donde se contemple la corresponsabilidad.

Debe entrarse con disposición a negociar desde el ganar-ganar y no a ganar-perder.

En el trabajo personal.

En los deberes (“quereres”) que tendréis que llevar a cabo, los cuales no serán deberes a la carta.

Centraos en adquirir vuestro visado, eso es algo personal.

Evitad la clonización, sois complementarios, respetad la individualidad.

“Estados del yo” desde el PAN.

Centrarse en lo positivo.

Evitar actitudes de orgullo y otros “venenos” similares…

Para efectuar un proceso didácticamente más apropiado, podemos partir analógicamente de lo siguiente:

  1. La relación actualmente se encuentra en la UCI y por lo tanto habrá que seguir unas estrictas pautas a fin de posibilitar la supervivencia del vínculo.
  2. Si todo evoluciona favorablemente, en su momento, sacaremos a la relación de la UCI y la pasaremos a la habitación de una de las plantas del hospital, donde se llevaran a cabo determinados cuidados que, aunque no serán tan estrictos como los de la UCI, habrá que seguir disciplinadamente a fin de evitar recaídas fatales.
  3. Una vez reunidas las condiciones apropiadas, le daremos de alta a la relación del hospital y volveréis a vuestro hogar con unas pautas que deberán cumplirse hasta que la relación ya realice una vida normal y plena.

Puede suceder que, durante el proceso, nos encontremos que uno de los dos o ambos, tengan una condición interna que requiere abordarse, pero por el motivo que sea no presenten la voluntad ni la disposición a trabajarla, motivo por el cual la posibilidad de supervivencia de la relación será poco factible.

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